sábado, 25 de enero de 2014

Nuevas Masculinidades

Every man and every woman is a star
                                                   Aleister Crowley



En los textos, publicaciones y reivindicaciones feministas me he encontrado ultimamente con un concepto al que llaman nuevas masculinidades. Con ello se refieren a una necesidad de romper con un arquetipo masculino antiguo, cruel y obsoleto. Es cierto que a día de hoy la mujer ha conseguido avanzar enormemente hacia la igualdad. El derecho a voto, la incorporación al mundo laboral, el acceso a los estudios, etc. A primera vista puede parecer que sugerir que la antigua masculinidad continúa viva entre las nuevas generaciones está fuera de lugar. Pero creo que el concepto nueva masculinidad tiene una segunda implicación más sutil y más importante. Nuestras compañeras nos están diciendo que no es suficiente no repetir los errores y crímenes de nuestros antecesores, para ellas es importante que hagamos una ruptura consciente, simbólica y activa de todo aquello que representa una opresión de lo femenino.
Si para ellas es importante para nosotros también debe serlo y como mínimo estamos obligados a plantear el tema sobre la mesa. Si se trata de masculinidades nos toca a nosotros participar activamente en el asunto.
¿Es necesario crear nuevas masculinidades?
Creo que hasta ahora he dado dos motivos a su favor, primero porque la mujer de hoy nos lo pide y segundo porque las viejas etiquetas están obsoletas.
El antiguo arquetipo masculino se erigía sobre un falso y cruel sentido del honor que provenía de épocas oscuras y supersticiones primitivas. Durante siglos en el pensamiento occidental se ha difundido la idea de que los sentimientos son una debilidad que nos apartan del bien y de lo eterno. Para vergüenza de los hombres esta tradición fue iniciada por Platón y continuada por la tradición escolástica e incluso en el renacimiento a través de personas como Marsilio Ficino y los neoplatónicos; todos ellos varones. Estos hombres creían que los sentimientos nos apegan a la vida terrenal y nos alejan de Dios. Para ellos la mujer, que por un lado era capaz de despertar profundas pasiones en ellos y por el otro era la personificación misma de la delicadeza y el amor (aún del amor filial), representaba el cáliz de la perversión. La boca del abismo. El mal... ¡Cuanta locura ha visto el mundo! ...cuanta ha de ver todavía...
¿Como han de ser las nuevas masculinidades?
Deben armonizarse con nuestros sentimientos. Nuestra libertad como hombres depende de que la libertad de las mujeres sea una realidad. Es de esto de lo que nuestras compañeras quieren que seamos conscientes. Y sobre esta comunión solo cabe construir una ética racional libre de los miedos y de las culpas atávicas; regida por la lógica y la aceptación de las necesidades humanas. Una nueva moral que no solo permita sino que además favorezca la multiplicidad de maneras de interpretar la vida y la libertad de cada uno de vivirla libremente. Creo que si tenemos todos y cada uno de nosotros, hombres y mujeres, estos principios presentes a la hora de construir nuestro futuro seremos capaces de crear algo verdaderamente bueno y bello.
Creo profundamente que el sentido de la vida consiste en ser vivida. No hay nada más. Así de sencillo y de poético. Por ello, las nuevas masculinidades no deberían ser una acumulación de adjetivos y etiquetas, sino la ausencia de estas, pudiendo adaptarse así a todas las formas de vivir diferentes. Regidas unicamente por un sentido de sagrado respeto a la libertad de las otras personas. Pero además ha de ser un respeto que fundamente la amistad, el cariño y el amor. Porque todos hemos de ser conscientes que nos necesitamos los unos a los otros.